Y entonces, sin pensar y hablando rápidamente, como solía hacerlo: "Algún día me va a tocar a mí ese dolor, tranquilo", me dijo. Sin lograr entender que, a pesar de todo… solo se ganó el derecho a mi amor.
Observando esas olas que no saben si vienen o van, siento un frío intenso que presiona mi espina dorsal. Mi corazón se acelera como buscando un refugio, como queriendo escapar. Y aunque sé que ser cobarde no es un crimen, no me atrevo a mirar qué hay detrás.
Aquí el corazón es rebelde. Viven pensando que pedir perdón y llorar son sinónimos de derrota y cobardía, sin dimensionar lo equivocados que están sobre esto. La gente ama y deja ir; no entienden el verdadero significado de un "Te Amo’’ y los ‘’Para siempre’’ tarde o temprano encuentran su
muerte.
Gabriel debería volver y llevarme lejos, a un lugar donde no esté en guerra contra el mundo, contra ellos. Donde cada palabra dicha —esa historia que no quiero oír— no baile en mi cabeza. “Son mis heridas y no dejaré que alguien las vuelva a abrir”, solía decir. Pero he fallado. Sangra mi espalda, mis manos y pies están cansados, mi corazón se ha transformado en piedra. Y aunque aquí el amor es como un libro olvidado en el tiempo, hay una parte de mí que sigue creyendo.
Gabriel, deberías regresar y llevarme de vuelta a casa, de vuelta a mi hogar. Nuestro hogar.
Texto: Andrés Miles © All rights reserved
4 comentarios:
Sí, todos nuestros arcángeles deberían regresar...
Mi Benjamín se ha ido y como siempre no me ha llevado con él... Saludos robotito.
que bonito, no se, lo entendi, como un amor trunco por alguna penosa separación
Uhm, chuchi, ¿Y dónde está Gabriel? ¿Por qué no vuelve? Y lo que es peor, en ocasiones no es mejor dejar irse a alguien?
Bicos Ricos
Publicar un comentario