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domingo, 4 de julio de 2010

El vértice de Gabriel: cuando todo lo que no digo, también es Gabriel


Realmente no sé cómo comenzar. Solo quiero hacerte saber que no te he olvidado y que he intentado llegar hasta donde tú estás. He tratado de engañar a Dios diciéndole que solo quería ver cómo estaban mis alas, esas que, en un trato con Él, te entregué. Sin remordimiento, sin arrepentimiento…


Te debes estar preguntando qué ha pasado, que aún no he llegado. Y esto fue lo que pasó: le dije a Dios:
—Solo quiero ver qué tan crecidas están, solo quiero saber si están bien cuidadas.

Pero no te ofendas por mis palabras, que en ese mismo instante sabía la respuesta. Sé que, junto a ti, mis alas —nuestras alas— crecen fuertes, hermosas y sanas. Y bien, mi ángel, tú sabes que yo no soy bueno para actuar, que mis impulsos suelen traicionarme a diario, que me pongo nervioso con facilidad. También sabes que soy celoso y llorón… pero esto último, mencionarlo, ¿no es necesario, verdad?

En fin… Entonces Dios me miró a los ojos y me dijo:
—¿Puedo ver lo que hay en tu corazón?

Yo le respondí:
—De acuerdo.

Con vigor. Hasta ahí, todo iba bien, pero fue un fallido intento de ser un buen actor. ¿Y qué crees? Después de ese “de acuerdo” que sonaba tan seguro, me puse nervioso, bajé la mirada y pronuncié un “sí”, débil y en voz baja...

Sabes, Gabriel, mi ángel Gabriel, definitivamente Dios no es perfecto: es un idiota, presumido, y nunca —pero nunca— entendió de amor.

Aquí las cosas no han cambiado mucho. A ratos, “la buena tierra” se hace olvidada. Conservo la costumbre de caminar frente al mar y entregarle una que otra historia. Tú lo sabes y yo lo he dicho antes:
“Amo esas olas que no saben si vienen o van, que me entiendo con el mar.”

Y no te imaginas cuánto quisiera ser agua. Solo agua. Escapar del frío, sumirme en ese azul sin fin para seguir a esos peces en el aire que me llevarían hasta ti. Qué triste, porque la realidad es otra, y estoy aquí, en “la buena tierra”, a la que, de todas maneras, siempre le agradeceré que me haya cobijado bajo un cielo en polvo con el que, de alguna manera, he aprendido a convivir.

Debo confesar que es realmente difícil ser un hombre más. Ver que, cada vez, son más los caídos. Ángeles sin rumbo que se derrumban poco a poco, confundidos, pensando que pedir perdón y llorar son sinónimos de derrota y cobardía. Pero no te preocupes por mí. A pesar de todo, estoy bien aquí. He aprendido que morir un poco, a veces, no es tan malo. Y aunque bajo este azul inusual, que a veces se convierte en miel —inolvidable y tan hermoso como el color de tus ojos—, la piel envejece… y cuando esto sucede, te haces más fuerte.

Se habla bastante de amor aquí, aunque la mayoría están equivocados sobre esto. Creen saberlo todo y, realmente, no saben mucho… o prácticamente no saben nada. No reconocen el amor en sus corazones, sino en sus retinas. Y para quienes sí sabemos de amor, el silencio es nuestro mejor aliado. Entre estas calles vestidas de invierno, el corazón es muy terco —y aunque sea difícil de creer, incluso más que yo.

También he oído hablar del tiempo y el destino. El primero, a veces, transcurre muy lento o, simplemente, desbordante… eso nunca se sabe. Y sobre el segundo, algunos dicen que ya está escrito. Aunque yo no comparto esta visión. Sé que el estar aquí se trata de sueños, por los cuales debemos dar lo mejor de cada uno al despertar. Nadie sabe hacia dónde va este viaje…

Déjame contarte también que aún guardo besos en el bolsillo, y que me niego a cerrar mis heridas. Pero no te enojes por esto último, ¿de acuerdo? Es que aquí no conocí a nadie como tú. Y cada vez que puedo, abrazo mi propia espalda para tocarlas. Y cuando logro hacerlo, esas hermosas heridas me llevan de vuelta al hombre que fue feliz contigo. Me recuerdan que tengo un nombre, que tengo vida, y me hacen saber que, cerca o lejos, donde estés, esto será eterno.

Y tú siempre serás…
Gabriel, mi ángel Gabriel.












Texto: Andrés Miles © All rights reserved

22 comentarios:

D.N.Á dijo...

Amado por la madre tierra y odiado por el padre cielo?¿ xD
Yo tenia entendido que cuando dejas heridas abiertas era para saber a donde no querias volver, pero... usarlas para recordar suena mejor ^^

Anónimo dijo...

Que bonito, me gusto mucho


^^

Cuidate mucho

byE!!!

Winnie dijo...

Qué bonito texto Andres....Es un alma abierta...Besos

Mad! `~ dijo...

tu gabriel me cae mal daddy ¬¬
es como mi Alejandro 2do u.u
y no me gusta :(
me cae mal u.u
:*

Besadora de Sapos dijo...

"ver que cada vez son mas los caídos, ángeles sin rumbo que se derrumban poco a poco, confundidos, pensando que el pedir perdón y el llorar son sinónimos de derrota y cobardía"

Me encanto esa parte....

hace mucho tiempo que no pasaba por problemas de tiempo, espero ahora que se normalice mi vida asi entro seguido.

Siempre un placer leerte, sos exelente!

Saludos

Anónimo dijo...

depues de leer esto puedo decir, que afortunado es gabriel por ser el, un abrazo


jorge.

Stultifer dijo...

Y de repente un día conoces a alguien con quien entablas una exitosa amistad. De la misma forma éste desaparece y te quedas con las manos formando una cuenca llena de agua que va derramándose entre los dedos y no puedes hacer nada.

Pimpf dijo...

Andrés, que bonito texto, lo has bordado, tristecillo, pero que bonito, no se como haces pero siempre me identifico con tus textos, que de vida, que de amor, qué pasión.

bicos Ricos

David dijo...

El amor sólo lo entiende aquella persona que está enamorada. (A veces ni siquiera este persona) :)
Me encantó la entrada.

Frannao dijo...

Triste pero hermoso, muy hermoso.
"aun guardo besos en el bolsillo y que me niego a cerrar mis heridas" Muchas veces el sufrir es la única manera de sentir a esas personas queridas, a veces el sufrir es el único camino para dejar de sufrir.
Un fuerte beso. Y ánimo.

Anónimo dijo...

a pesar de que son cada vez mas los angeles caidos, son pocos los que siguen caminando...bajaron a esta tierra de verde y polvo...pero nuestras alas conservan su nombre y dueño y algun dia volveran a ser entregadas para volver a levantar el mundo... nadie mas que nosotros concerva tanto amor...nadie mas que nosotros...


:***tkm!

Thiago dijo...

Cari, marido, para algo somos matrimonio... yo tuve un encuentro con un ángel y tb. se llamaba Gabriel, me salvo la vida de una ola (del mar? de tí tal vez?) y nunca lo olvidaré... Desde aquel día Gabriel me parece el ángel más bello y de más bello nombre...

Hoy me uno a tu canto, aun sabieno no obstante que cantas y perteneces a otro.

bezos.

Cris dijo...

Por un lado, me alegro de leerte, pensé que te ibas por tu último post. Por otro lado... un ángel llamdo Gabriel que escribe cartas de amor... ¿dónde he leído yo eso en otro blog?

Besos!

Munani dijo...

Lástima que no tengo besos que guardar en mi bolsillo, pero tendrías varis míos de pura emoción, está muy bonito.

Un abrazo

Damian dijo...

aish q bonito, q rico seria guardar los besos en los bolsillos :)

Thiago dijo...

jaj cari, y has visto el eclipse que he montado yo solito para tí en chile? Eso si que es amor poético, eh....

A ver cuantos de tus maridos te han regalado un eclipse, jaajaj


Bezos.

Santi dijo...

Leí no sé dónde: "recuerda cada herida". Hay un peligro enorme en perdonar porque puede llegar el momento en que tú borraras y el otro no y...

Las calles se visten de invierno allá; aquí, de verano; en algún punto del mar, el verano se sienta y deja que siga el invierno; es el mismo tiempo pero con distinta temperatura... ¿te imaginas que siempre fuera iguá? Verano, invierno.... Una estación.... sin cambios... sería mu... que te pones a pensar y qué pocas primaveras llegamos a vivir.... ochenta, noventa... y si no fuese por los cambios sería cansino... vaya lío estoy soltando. Te veo allá abajo mirando algo; te queda bien el azul, la capucha y las rayas; hasta las gafas.

Las alas también servían para usarlas de escudo; yo te apoyo en no cerrar las heridas, en dejar "que vean lo que han hecho"; otra cosa sería darles... cosas que no se merecen.

besos de este comentario no te lo cobro jajajaa

Unknown dijo...

vaya vaya Andres... eres tan pero tan afortunado de haber podido hablar con Dios cara a cara y enviarle esta carta directa a Gabriel =) de verdad me dejas sin aliento... te estaré siguiendo! y te espero por mi blog, un saludo amigo.

Anónimo dijo...

El amor... no se que es el amor...? si, puede que si.. quizas no el amor intenso a una persona que me de todo, pero se de otros amores, de mirar a alguien y sentirla cerca, de vivir la vida sabiendo que hay alguien que te estimas, que te tiene cercano...

Un angel? yo tengo un angel tbm.. y esta aquí en la tierra.. me salvo un día de mi mismo, me llevo de la mano y aun sigue conmigo....

Un beso cielo

Miguel Angel dijo...

Te felicito
ke buena narración Raul, me gustan muchos los angeles, sobre todo cuando se les da un perspectiva mas humana, como la que tu le has dado aki, me encanto leer el diálogo que sostiene con Dios, muy original tu enfoque
Te felcitio Realmente , me gusto
Abrazos

Anónimo dijo...

que afortunado Gabriel, llevarse tus alas y tambien tu corazon

◊ dissident ◊ dijo...

Yo anduve con otro de los grandes arcángeles, el llamado Rafael, pero él subió al cielo con un pedazo de mi ánima (no de corazón)en sus manos, y desde entonces no he tenido reposo...