El hombre está destinado a buscar.
En esta vida,
en las que tuvo
y en las que vendrán.
Para algunos, una misión divina;
para otros, solo vida.
Se trata de vivir en competencia:
llorar,
reír,
jugar,
crecer,
enamorarse (tal vez),
sangrar.
Un hombre baila al ritmo de un tic-tac,
el tic-tac de un día más,
mientras que otro cuenta ovejas
tratando de no escuchar.
Un hombre come lo que le dan,
y otro no tiene tiempo
ni para su paz mental.
No se puede distinguir el bien del mal:
para él,
un camino escrito ya;
para el otro,
casualidades nada más.
"Un hombre escribe mil historias, mientras que otro, al mismo tiempo, puede predecir el futuro de esas historias... y mil más."
Texto: Andrés Miles © All rights reserved