Pierden el valor.
Pierden el conocimiento.
Incluso ahogan sentimientos.
Tarde o temprano,
los recuerdos
y los "para siempre"
encuentran su muerte.
Presos de un mal guion
y un concepto erróneo de la vida,
justifican sangre,
dolor,
agonía: soldados suicidas.
Hambrientos por superioridad,
justifican su "grandiosa creatividad"
y, sin saberlo,
comienzan escribiendo el final:
su final,
tu final,
nuestro final
Texto: Andrés Miles © All rights reserved