Sin necesidad de entender,
le temen a la muerte,
le temen a la eternidad.
Viven en su propio paraíso
y renuncian a amar.
Venden sus alas
a cambio de poder,
a cambio de "libertad",
sin arrepentimiento
y sin saber que están tan cerca del fuego.
Ya casi nada queda,
víctimas de su propio juego.
Texto: Andrés Miles © All rights reserved