
Hambre y sed
A instantes de tu piel,
tu mirada es impaciente,
tu respiración, resistente.
En ausencia de palabras,
rompes las cadenas de mi mente.
La historia se escribe con sudor
bajo una lluvia fuera de control,
entre ráfagas de viento
que queman nuestro interior.
El sabor de tu carne
desata mis sentidos:
miel en tus labios,
azúcar en mi oído.
Bendito sabor prohibido.
Me siento vivo.
Estamos vivos.
Y solo el silencio es testigo
del último aullido,
desvaneciéndose entre tus gemidos.
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¿Quieres que exploremos una versión más larga, más oscura o más suave?
Texto: Andrés Miles © All rights reserved